domingo, enero 28, 2007

El pino distinto

Hoy encontré este pino cerca de mi casa, junto a un embalse. Podría pensarse que tuvo que vencer grandes dificultades para salir adelante, y que por eso tiene esta forma sinuosa e inquietante. Sin embargo no vi nada junto a él que le pudiera haber perjudicado en su crecimiento, así que he preferido pensar que fue decisión suya crecer así, diferente, original, sin importarle las miradas de reprobación que seguro que durante muchos años le han echado sus estirados y previsibles vecinos. Puede que nunca se encontrara a gusto siendo un pino, o simplemente quiso demostrar que se podía ser un pino distinto y pese a ello seguir siendo un estupendo y majestuoso pino.

sábado, enero 27, 2007

Otto Piloto



Otto se llama Otto Piloto. Como el piloto de Los Amantes del Círculo Polar. Pero nuestro Otto es anterior, lo dice su cartilla. Otto está conmigo desde que mi madre lo rescató de debajo de un coche que aparcaba y que estaba a punto de pisarlo. Nunca ha entendido que los coches pesan más que él, y eso le va a traer problemas muy serios. Otto tiene el rabo torcido, una gran barriga y le gusta mi sillón, robar chorizos, romper las bolsas de la basura y llenarme el coche de huellas. Pero a Otto también le gusta acostarse encima de la barriga de Puri para sentir a la niña (aún no tiene nombre, las negociaciones son duras). De hecho, lo asombroso es que en los dos embarazos a Otto le ha gustado tumbarse en la barriga de Puri desde las primeras semanas del embarazo. Creo que por eso a Diego le deja que le haga mil perradas sin que nunca haya hecho nada más que mover impaciente su torcido rabo. Es por esas cosas por las que, a veces, le dejo mi sillón.

Diego y la nieve

Masha me ha reñido, y con toda la razón del mundo, pues temía (conociéndome como me conoce) que me hubiera apoltronado nuevamente, al ver que desde hace unas semanas no había entradas en el blog. Pero no he estado apoltronado, sino un poco enganchado. Me he dado una vuelta de mes y pico por Second Life, pero han ocurrido dos cosas que me han hecho despegarme del ordenador: ha nevado y al fin llegó la Nikon D80 que tanto esperaba. Hoy fue día de estrenos: Diego estrenó la nieve y yo estrené esta maravilla que me tiene enamorado. Me pregunto por qué no recordamos prácticamente nada de nuestra vida antes de los cinco o seis años. Supongo que la Naturaleza tendrá sus motivos, o simplemente es un error (tampoco ella iba a ser perfecta, ¿no?). Es una pena que Diego no recuerde la inmensa sorpresa de pisar la nieve. Por cierto, ¿cómo sabe un niño que pisa la nieve por primera vez que lo más divertido que puede hacer con ella es tirar bolas a los demás?
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