domingo, enero 01, 2006

Un año


Ayer Diego cumplió un año. Supongo que es habitual que todos los padres hagamos la estupidez de ponerle una tarta con una vela, cuando ni sabe lo que son las velas, las tartas ni los años. Lo único de lo que estoy seguro es de que estaba escandalizado de ver a tanto adulto haciendo el tonto a su alrededor, harto de pasar de unos brazos a otros, de ser sobado y achuchado.
Al final, pasó lo que tenía que pasar: se pilló la pelotera, hasta el gorro de tanta tontería. Y con toda la razón del mundo, hijo mío, pero a quien se le ocurre nacer en fin de año y garantizarse para siempre cumpleaños multitudinarios.