El problema no es que el tiempo pase rápido. Ni siquiera que pase cada vez más rápido. El auténtico problema es la rapidez y el descuido por el que pasamos nosotros por el tiempo. Hace ya dos años que abrí este blog y llevo muy pocas entradas, señal de mi vagancia y de las pocas cosas que tengo que decir.
Hace dos años me comía las uñas hasta los codos esperando la llegada de Diego. Ahora está a punto de llegar su hermana (¿Andrea, Mar, Paula,...? toca negociar duramente de nuevo) y los nervios no aparecen, es curioso. Y si embargo estoy seguro de que el cambio de vida ahora sí va a ser drástico.
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